lunes, 27 de abril de 2015

...

En ocasiones todo me sobrepasa. La inseguridad me acorrala y no hay forma de salir. Me siento apartada, fuera de lo que me rodea, y es muy agobiante ver como desencajas entre tanto rol y entre tantas personas. Y frustra querer ser y no poder. Siento que nunca, por mucho que me esfuerce, voy a conseguir llegar a mis objetivos, que nunca sabré lo que es ser feliz con eso que tanto ansiabas.

Llevo varios días en los que ni yo me reconozco y la única vía factible que conozco para el desahogo es escribir, porque nunca se me dio demasiado bien expresarme si no es a través de un bolígrafo. Y hay veces que lo único que necesito es que me escuchen, o simplemente que sepan estar a mi lado sin decir nada más. Eso es lo que me falta últimamente, la falta de afecto por parte de personas esenciales. Por eso me come el miedo. La costumbre era demasiado fácil y por eso ahora me falta. Necesito la monotonía de tus abrazos y tus besos, la monotonía de saber que sea como sea, siempre seré la primera opción. Necesito dejar de tener miedo por lo que pueda pasar y disfrutar del presente en el que vivo.
Ni la mejor entrada ni la mejor expresión, pero la necesidad de derramar un par de lágrimas y dejar aquí todo lo que pienso era totalmente necesario.

jueves, 16 de abril de 2015

Querido diario 2.0

Cojo nuevamente la rutina de escribir entre tus páginas, buscando la salida
o quién sabe el qué. 

[ http://youhavetobedifferent.blogspot.com.es/2014/12/querido-diario.html ]

1 de diciembre, poco más de cuatro meses desde la última vez escribí en este 'diario' que sólo tiene primera hoja. Ni intención tenía de continuarlo, pero hoy, por primera vez desde que escribí esa entrada, me he dado cuenta de la de cosas que han cambiado en tan poco tiempo. Y es que jamás entenderé la facilidad que tiene la vida de darle la vuelta a todo tipo de situaciones en las que vives. De hacer posible lo impensable, pero que aún así me pregunte día a día el por qué de que sigan sucediendo este tipo de casualidad. Lo llamaremos destino, algo en lo que nunca creí hasta que leí entre líneas y me di cuenta, entonces, que si no era destino, no hay otra manera de explicarlo. 
Me encontraba llena de dudas, inseguridad, pero sobre todo, miedo. Ninguna posibilidad de mejorar este año en sólo un mes, sólo buscaba una persona la cual ni si quiera sabia encontrar, o más bien no sabía acercar a mi. Polos opuestos, que a veces se atraen y otras sólo hacen alejarse. Y quién me diría a mi que si eso no fue casualidad o destino [como quieras llamarlo], iba a acabar con alguien como él.

No hay día que me alegre más por poder estar con él. Y puede que la gente no sepa por qué él, pero nadie más aparte de mi es capaz de ver lo que hay tras esa máscara en la que se esconde. Detrás de cada duro se esconde una historia, se esconde otra persona totalmente distinta. Nunca juzgues un libro por su portada, atrévete a abrirlo, a saber, a imaginar. No sé, darle la oportunidad. Y yo me enamoré del libro, de la portada, de cada una de sus páginas y de su historia. En estos cuatro meses me he dado cuenta que esta es la primera relación real por la que paso y eso me asusta un poco. No le veo final y la posibilidad de pensar en un futuro lejano también me aterra. Tampoco quiero impedimentos como pensar en el final ahora, porque no está en mis planes alejarme de él, y espero que en los suyos menos aún. Seamos felices ahora que podemos, ahora que debemos serlo. Yo, él, nadie más. Parece un buen plan, ¿no crees?. Porque cada día a su lado es un día nuevo y único por vivir. Le miro a los ojos y lo único que encuentro es felicidad. Creo que no me hace falta nada más. Antes, era impensable estar más de cinco segundos sosteniendo mi mirada en la suya, pero ahora...ahora soy capaz de quedarme horas mirándole y no me canso, me pierdo, me absorbe y me atrapa. Jamás pensé que unos ojos café iban a decirme tanto. 
Una vez más de muchas, mi inspiración. Y es que no te saco de mi cabeza, amor. 





miércoles, 1 de abril de 2015

Flashes.


Nos bastó un segundo y una tarde llena de sonrisas
para ser conscientes, una vez más, de todo 
lo que estaba ocurriendo a 
nuestro alrededor.

El reloj marcaba las 12:03, y qué absurdo acordarse
de una hora tan inexacta cuando no recuerdo
mucho más que el color del
atardecer reflejado en 
tus ojos.

Me vi tan cerca tuya que sentía como mi corazón
pasaba de cero a cien sin yo querer, 
sin yo saber qué hacer después,
cuando me miraste y te vi
por primera vez
tan tú.

Porque nadie sabría a ciencia cierta el cómo ni 
el por qué, aunque tampoco hace falta
que lo sepan. Tu y yo, y los demás
que especulen, la verdad
la guardamos
nosotros.