jueves, 5 de marzo de 2015

Roma o amor, como quieras llamarlo.

No tenía ni idea de lo fácil que era enamorarse de una ciudad,
de lo impresionante que es callejear por los más remotos lugares.
Desde una pequeña iglesia escondida entre edificios
a un impotente Coliseo en toda su esencia. Vistas que encantarían
hasta a la persona más fría del planeta. Miradores extraordinarios 
donde cualquiera se enamoraría de esa Cúpula del Vaticano
que se apreciaba desde lo más alto de Roma. 
Ay Roma...tanto que deseaba poder pisar tu asfalto, lo mucho
que he paseado sobre ellos este frío y a la vez cálido febrero
y lo rápido que se me pasó el tiempo estando allí. Que si, que me enamoré 
nuevamente, y lo haré cada vez que tenga la oportunidad de pasar
aunque fuese un segundo apreciando tu belleza. 
Pero no, esta vez ha sido única e inigualable, independientemente de lo que eres, 
fue más quién llevaba junto a mí que esta preciosa ciudad.
Que me enamoró Roma, pero Roma hizo que me enamorara más aún de ti. 
Porque nunca antes había apreciado la palabra "amor" hasta que supe
lo que era pasear de la mano mientras veía "Roma", mientras sabía 
que eras tú y no era nadie más al que quería junto a mi en ese 
momento.  Que la primera noche con la luz de la luna iluminando ese precioso
Duomo de Florencia, me di cuenta por primera vez en 2 meses
que te quería más de lo que nunca he querido a ningún otro.
Porque las rosas y los bombones sólo fueron el detalle,
lo que hay detrás de eso sólo tu y yo lo sabemos.
Que hoy más que nunca llevo a pecho que lo que en Roma pasa,
en Roma se queda. Pero el recuerdo siempre se quedará conmigo, y contigo
ni me pienso que hay mil y una más por vivir.
No se puede describir lo feliz que me sentía allí, teniendo mi ciudad favorita y
a mi chico favorito juntos. Pudiendo apreciar cada segundo allí con la
persona que me hace ver que todo es menos malo de lo que yo lo veo.
Los besos fueron pocos para todos lo que quería darte, a cada paso
que dábamos, en cada instante. Por cada mirada que te regalaba,
una palabra bonita que quería decirte. Parece mentira que alguien
como yo se vuelva tan tonta cuando se trata de amor.
Un recuerdo que no olvido, un recuerdo compartido.
Que Roma se volvió amor cuando puse el primer pie allí.
Que te quiero por cada día allí, y por mucho, mucho más.
Eres mi mejor casualidad.