martes, 30 de diciembre de 2014

2014

A lo largo de un año, no te haces ni una pequeña idea de todo lo que te puede pasar, desde lo más esperado a lo más inimaginable. Pasan por tu vida infinidad de personas, las cuales dejan huella o simplemente sólo estorban unos días.Y como cada 30 de diciembre. vuelvo la mirada y veo tras mí otros 364 días que formaron este año tan cargado de nuevas experiencias.Hoy, con un día más por delante para cerrar el año, no puedo estar más conforme de cómo acaba.
Está más que claro que no todo han sido buenos momentos, y tampoco son ahora buenos recuerdos que me llevo de este 2014, pero he aprendido que todo lo malo siempre va de la mano de algo bueno, así que también me llevo gran cantidad de instantes inolvidables.
Cada 1 de enero, cojo una pequeña libreta y escribo cada uno de los propósitos que tengo para cumplir en esos 365 días, los cuales tengo como prioridad ante todo. Este año, he cumplido la mayoría. Pero más que cumplir objetivos o haber vivido malos y buenos momentos, lo mejor de este año es todo lo que me llevo para mi, desde sentimientos y sensaciones, como las ganas de seguir, de aprender, de mejorar y sobre todo, de vivir. Y todo esto se lo debo a las personas que han estado y no se han ido, a las que se han ido y me han dejado lecciones que aprender y las que han aparecido para hacerme feliz y seguir disfrutando de la sencillez de lo complejo. Ni os imagináis lo mucho que os lo agradezco, por cada segundo que habéis invertido en mi, cada palabra bonita que me habéis dedicado y sobre todo, en vuestra presencia ante todo, gracias. El tiempo es lo único que no se puede recuperar y vosotros lo habéis invertido en mi, eso para mi vale más que cualquier cosa.
Si hacemos efecto zoom en este año, definitivamente puedo decir que no ha estado nada mal, he disfrutado muchísimo de cada segundo de él y he sabido ver desde la peor hasta la mejor de las experiencias que se podrían vivir. Pero no me arrepiento de nada, porque cada momento me ha hecho llegar hasta aquí, sea malo o no. Las personas que se fueron y me hicieron daño me hicieron aprender, al igual que las que siguen me hicieron pasar buenos ratos, pero todos tienen un papel importante.
Se podría comparar con una montaña rusa, de estas que tienen un montón de subidas y bajadas, decepciones y alegrías, pero que siempre acaban en una llanura, en una paz. Y ahora mismo me encuentro ahí, en la paz, y sin ganas de volverme a subir a una montaña rusa hasta dentro de mucho, porque de este año que entra sólo espero tranquilidad y buenos momentos con las personas que quiero. Aunque realmente empecé el año de la misma manera y ha resultado ser todo lo contrario. Conforme iban pasando los meses me daba cuenta que todo iba subiendo y descendiendo más bruscamente, hasta llegar a diciembre, donde ya pensaba que no se podría solucionar nada, donde nada ni nadie podría hacer de este año algo inolvidable. Pero por suerte, me equivoqué una vez más. Llegó una persona que supo dar la vuelta por completo a todos los malos días y hacer que me olvidase de todo lo que tuvo que ver con todo lo anterior. Y a él le doy las gracias más que a nadie, pese al poco tiempo, pese a las circunstancias y pese a todo. Gracias por alegrar mi año, eres esa pequeña claridad dentro de tanta niebla, lo dulce entre tanto salado, mi felicidad. Y puede que me precipite diciendo todo eso, pero yo lo único que quería en este diciembre era poder terminar el año contigo y así ha sido, sin ser ni mucho menos predecible, así que la casualidad es más que acertada.
Acabo el año sin muchas personas, pero con otras mucho más importantes. Termino el 31 de diciembre con una persona a la que adoro, y para mi, eso ya es suficiente.
Feliz año nuevo, espero que todos los que lean esto tengan un fin de año excepcional, y un comienzo del 2015 mejor todavía. Pensar que tenéis 365 días por delante para comeros el mundo y cumplir todo lo que os propongáis. A todas las personas importantes para mi, os deseo lo mejor que os pueda dar la vida, gracias por cada minuto junto a mi y lo más importante, os quiero.

martes, 23 de diciembre de 2014

La felicidad siempre viene cuando uno menos lo espera.

Ahora o nunca, es el momento. Así que aprovecha cada instante de felicidad que te regale la vida, que te aseguro que ya llegarán tiempos de tempestad. No temas, lo que estás viviendo ahora no se te va a escapar de las manos, apriétalo con fuerza y afianza lo conseguido. Porque ahora sí, es tiempo de celebrar. Aunque realmente es pronto para celebrar la victoria, pero es tanta la euforia y felicidad que uno siente en estos momentos que es incapaz de ser consciente de que celebra algo que puede que se esfume al día siguiente, pero eso no es lo importante. Tienes en tus manos algo que deseabas, anhelabas y esperabas, amor. ¿Quién te iba a decir que llegaría? Después de tantos baches, personas equivocadas y muchos, muchos besos de más, aparece alguien que hace que merezca la pena cada espera, cada momento, cada mirada. Tú, con miedo a volver a querer, y él queriéndote como nunca antes ha querido a otra persona. ¿Qué podría salir mal? Nada. Aún así sigues teniendo miedo. Te han fallado tantas veces que no eres capaz de confiar ni en ti misma. Esta vez no tienes nada que perder, y si pierdes...no es tanto como el perder una oportunidad sólo por miedo. Así que es el momento de abrocharte las zapatillas bien fuerte y comenzar a vivir, vivir sin miedo y aprovechando cada oportunidad que se te pasa por delante. Él está ahí esperando una respuesta, esperando un "te quiero" que tú quieres que salga de tu boca, así que no vuelvas a enmudecer y ponte frente a él, dile que le quieres, repíteselo hasta que te canses, cómetelo a besos. Pero nunca olvides que si no era en ese momento, te hubieses arrepentido por no haberlo intentado.
Estás viviendo esto que tanto querías, saboreas la felicidad en cada segundo que pasas junto a él, por eso deja de darle importancia a qué pasará o a lo que ha pasado. Vive el momento, o como se suele decir "carpe diem", porque lo que ocurra ahora, es algo único.Todas esas miradas, sonrisas cómplices, besos y caricias, son únicas, en cada ocasión son de una manera...nunca encontrarás un beso igual, ni una sonrisa que se parezca a la anterior. Así que capta cada una de esas emociones, gestos y felicidad y no las olvides, grábalas a fuego en tu mente y ten así un motivo por el que seguir adelante y no dejar pasar a esa persona.
Es el lugar, el día y la hora perfecta para que empieces a confiar en lo que te da la vida, a no dejar pasar el tren que te brinda oportunidades únicas e inigualables. Súbete y aprovecha al máximo tu vida, porque como quien dice, es la única que tienes. SÉ FELIZ.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Entra tantas piezas, tú.

Te pasas toda la vida en busca de una persona que encaje perfectamente en tu puzzle. Muchas han conseguido encajar, a medias. Algunas piezas se pisaban unas a otras y otras cuantas no completaban el hueco necesario entre pieza y pieza. Así de complicadas somos las personas, que necesitamos toda una vida para darnos cuenta de cuál es nuestra pieza ideal. Porque hay gente que simplemente no dan la talla, intentan conseguirlo, pero no te llenan. Luego están esas personas que se creen la pareja ideal y lo único que hacen es centrarse en ellos mismos, te pisotean y no te tienen en cuenta. 
Hasta que no encuentras ese puzzle, te sientes perdido, intentas encajar en otros muchos, pero sabes de sobra que no es ahí donde debes estar. Hay una pieza que busca su puzzle, o un puzzle que busca su pieza. Puede que no lo encuentres nunca y simplemente te conformes con formar parte de una vida que sabes que no es para ti, pero a la que igualmente tienes aprecio. Pero si de verdad encuentras esa vida, esa persona...lo sabrás en el mismo momento en el que la mires. Completarás su puzzle y en ese momento la imagen complementada contigo se verá finalizada, una gran foto de felicidad puesta pieza por pieza hasta poder verse en el puzzle esa gran fotografía. Entonces descubres lo que es querer a una persona, descubres lo que es saber disfrutar cada momento, mirarle y darte cuenta que era él al que buscabas. No necesitas nada más salvo su compañía. Eso es complementar tu puzzle. 
Pero si aún no lo encontraste, no desesperes. Las cosas buenas aparecen en los momentos menos esperados, como es pequeña gran pieza que completará tu vida para siempre.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Querido diario.

Mi única vía de escape, volver una vez más y plasmar en una simple hoja todo lo que siento. Puede que para muchos no tenga ningún sentido, pero para mí, significa mucho más de lo que puede aparentar. Porque muchas veces, intento aislarme de todos, no me gusta escuchar opiniones e intento aclararme por mí misma. Lo único que consigo es un poco de tranquilidad en mí, encontrar realmente el problema y entonces sí, buscarle solución con ayuda de los demás. 
Escribo, constantemente estoy escribiendo. No importa dónde ni en qué momento, cualquiera es bueno. No importa si lo que escribes es mejor o peor, lo único que importa es, que con tan sólo leer la primera frase, comprendas a quién lo escribe. Y esta es una de las veces en las que me tendréis que comprender a mi, Justo en un momento en el que no me comprendo ni yo misma, y me faltan los medios para decir, cara a cara, todo lo que callo, todo lo que me encantaría gritar y tan sólo con abrir la boca me es imposible. Todo lo que hace que me empequeñezca dentro de un mundo en el cual tienes que ser muy grande para subsistir. No me alargo mucho más, es hora de ir al grano.

Y ahora sí. Querido diario;
No vengo en busca de respuestas, ni tampoco de preguntas. Sólo vengo a decir que hoy no ha sido un buen día para mi. Intento ser fuerte, pero la gran mayoría de las veces acabo por los suelos. Imagino cosas que sé que jamás podré alcanzar, y sin embargo no saco de mi cabeza la tonta ilusión de conseguirlo. ¿Ingenua? Puede ser. ¿Soñadora? Mucho más de lo que debería. Tengo la constante sensación de que la gente no me comprende, intento expresar unos sentimientos que las personas no captan. Me siento sola. Las pocas personas que tengo a mi lado, muchas veces tampoco saben ni la mitad de lo que me ronda por la cabeza, y no sabría por donde empezar si se lo contase. 
A día de hoy, y más que en cualquier otro momento de mi vida, siento que le oculto cosas a personas que sé perfectamente que me entenderían, por el simple hecho de no querer que sepan lo que puedo llegar a sentir por alguien. Tengo miedo, y es algo inevitable. El qué dirán me atormenta continuamente, pero yo soy un poquito más fuerte cada vez que me enfrento a él. Tampoco puedo estar condicionada a eso y dejar pasar oportunidades sólo por no querer ser el centro de todas las miradas. Esta, debería de ser una de esas veces, las cuales dices: es hora de ponerse los zapatos. avanzar, y no dejar que nadie te pare hasta que tengas entre las manos eso que tanto que quieres. Si fuese tan sencillo como decirlo, juro que ya le tendría entre mis brazos. Pero, ¿cómo puedo conseguir algo que ni siquiera sé si es para mi? Querría con todas mis fuerzas ser correspondida, poder mirarle a los ojos y saber de ante mano que soy la única chica a la que mira de esa manera. Por suerte o por desgracia, no sé si eso es así. Lo único que sé, es que no voy a ser capaz de disipar mi duda si no me lo dice él. No puedo, de verdad que no, plantarme delante de él y decirle que le quiero, que no hay otra cosa en el mundo que quiera más que saber que él también siente lo mismo que yo. Que no hay instante en el que no me ronde por la cabeza. ¿Por qué tengo que sentir esto si ni si quiera sé si es correspondido? Cuando he podido con otras personas me he negado rotundamente, y ahora qué, justamente no sé si puedo o no, es cuando quiero. Qué contradictoria es la vida, que te hace ver cualquier situación desde dos maneras en el momento menos querido. 
No consigo sacarme su imagen de la cabeza, y de verdad que quiero hacerlo. Poder decidir en qué momento sentir y en cual no. Poder elegir a la persona a la que querer. Pero no se puede. Le quiero y es inevitable.  
Lo gritaría a los cuatro vientos, que se enterase él y el mundo entero, la única pega es que no me atrevo. Valor, ven a mi en momentos como este y no en otros tan absurdos. Si alguien supiese lo que siento...no lo tomaría en serio ni aunque se lo repitiese mil veces. Justo me toca querer a la persona menos esperada. A esa que miras y dices: 'jamás podría querer a alguien tan diferente a mi'. Nunca mejor dicho, en este caso se cumple una vez más y el reiterado "los polos opuestos se atraen". Yo rectificaría la frase y la dejaría como "sólo las personas que se conocen pueden atraerse". Le conozco demasiado, y eso también me hace temer al futuro. Pero aunque no lo quiera, sólo lo que viene después de hoy me dirá qué pasará. Sólo espero que no me toque ser la no correspondida otra vez.