sábado, 5 de octubre de 2013

Cerillas.

Piensa un momento en esa sensación que recorre tu cuerpo cuando estás feliz y cuando todo sucede como quieres, es como un calor interior que hace que estés bien. En cambio, cuando todo sale mal, cuando estás triste y sientes como el mundo se te cae encima, hay una especie de frío interior que no te deja vivir.
Eso se debe a que en tu interior, muy en el interior, en tu alma, se encuentran cerillas, cerillas que se encienden cuando estás bien y feliz, de ahí la razón de sentir como si fueras a incendiarte, pero también se pueden apagar, y más que apagarse pueden humedecerse y no volver a prender, pueden estar tan humedecidas hasta el punto de sentir tal gélido frío en el cuerpo, que tu alma huya enfriada y quedes sólo como un cuerpo inerte, sin vida. Por esa razón siempre hay que permanecer  alejado de todo lo que pueda dañarte y haga que tus cerillas nunca vuelvan a prender.