viernes, 23 de enero de 2015

Ti voglio bene

Cómo explicar lo inexplicable, el quererte como norma y religión. Y que no parezca obsesivo, pero no me quito de la cabeza esa tonta manera de sonreír cuando me miras.
Que los más locos digan que me enamoro, los más cuerdos que me estoy volviendo loca por él, más todo lo que digan no lo puedo desmentir...jamás he sentido algo parecido. No le busco explicaciones, sé que no las hay. Tampoco las quiero, sólo quiero disfrutar de lo que hoy tengo y me hace feliz. Porque te aseguro que no existe momento que supere el estar entre sus brazos. Es un lugar...único. Me siento bien, me siento querida, arropada, protegida...me siento yo. Si, en ese momento y en todos los que paso a su lado, me siento más yo que con cualquier otra persona. No me da miedo ser espontánea y hacer cosas poco correctas, sé que no va a mirarme mal por ello. Soy yo, y él...pues creo que es él, porque eso es lo que más me gusta, todo lo que dice sin pensar y luego intenta rectificar sin resultado, sus caras tontas que me hacen reír, sus meteduras de pata, sus "te quiero", su sonrisa, cómo me coge de la mano y me hace llegar a un mundo en el que sólo existen dos...en definitiva, él. No lo cambiaría, ni dejaría que se marchara. No prometo un siempre, pero si prometo un ahora, le prometo un instante y un beso demás en una despedida. Le prometo una caricia y una sonrisa de las que tanto le gustan. Una caída entre risas y una estabilidad para no volver a caer. No sé, le prometo mi tiempo que es lo único que no se recupera y no tanta palabrería como las que se dicen ahora. 
Le quiero y no como quise a otros, le quiero como jamás hubiese pensado que se podía. Como si quisiese por primera vez, empezando de 0 y con ganas de conocer, con ilusión y entusiasmo. Le quiero como se quiere a un primer amor, con miedo por lo que pasará pero con ganas de que pase. 
Me aferro a todo lo que me da y yo, soy feliz con eso. No necesito más si está él. 

viernes, 9 de enero de 2015

Relief

Siempre, en todas las situaciones habidas y por haber, existe una espinita que siempre pincha cuando crees que has encontrado la felicidad al completo. En mi caso, es el miedo. ¿Por qué siempre tiene que perseguirme allá por donde vaya? Me encantaría poder confiar un poquito en mi misma y quererme aunque sea lo más mínimo.
El gran problema es que no quiero ser consciente de lo que estoy viviendo por si acaba, por si me decepcionan. No sé si estoy preparada para volver a pasarlo mal por alguien. Sin embargo, siempre me entrego, doy lo máximo de mi, y todas las veces acabo por los suelos. Y ahora, cuando la vida me sonríe y me da momentos increíbles los vivo con miedo. La pregunta constante es, ¿seré suficiente? y dudo de ello la mayoría de las veces, porque no quiero darme cuenta de que puede que eso sea verdad, que no llegue a lo que necesita, a lo que espera o a lo que quiere de otra persona para tenerla a su lado. Suena absurdo, pero es así. Lo tengo a mi lado, y no quiero que se vaya nunca. 
Aunque siendo sincera, no puedo esperar que me quieran cuando no me quiero ni yo misma. Unos días más y otros menos, pero nunca, nunca me he mirado al espejo y he estado conforme. Puede que sea eso lo que pasa. Puede que nunca acepte que alguien me vea como algo que yo no veo. Puede que siempre me parezca todo un gran sueño del que no quiero despertar. Demasiada inseguridad. Quiero que desaparezca. Aunque dudo que se vaya cuando hay personas que día a día me recuerdan lo que soy y lo que quiero dejar de ser. Muchas veces soy más fuerte que ellos y no les hago caso, pero siempre acaba afectando, lo quieras o no. Quiero ser fuerte cuando soy más débil de lo que pueda aparentar. 
Superaré mi miedo, lo sé. Dadme tiempo y fuerzas, que saldré adelante.